domingo, 5 de mayo de 2013

CAPITULO 13.

-Pasará rápido. Ya verás.
-Como no sea así no se que va a ser de mi. Hace tres miserables días que lo vi y ya siento que hace una eternidad que su mirada estuvo clavada en la mía.
-Tranquila. Piensa que volverás a verlo. 
-De eso es de lo que realmente tengo miedo.
-¿De qué?
-De que cuando lo vea en el concierto, ya no lo volveré a ver Ruth. Y es mi vida.
Me secó las lágrimas con el pulgar mientras me abrazaba.
-Tengo que irme a casa, pero si necesitas cualquier cosa, estoy justo ahí en frete.
Asentí con la cabeza mientras se alejaba escaleras abajo.

Para que os voy a mentir, Ruth me conoce y sabe cuando me pongo así. No se fue por que tuviera cosas que hacer, se fue por que sabía que necesitaba estar sola.

Desde que Justin estuvo tan cerca de mi, todo lo que sentía hacia él cambió. Justin era mi ídolo, amaba su música, de la manera que se había superado, estaba orgullosa de aquel pequeño que a pesar de todo, salió adelante. Que luchó por lo que le gustaba y que hizo de un sueño una realidad.
Después de haber estado a su lado a pesar de haber cruzado solo tres insignificantes palabras, me sentía de otra forma. Ya no veía a Justin solo como mi ídolo. Ya no podía pensar en él solo como una belieber, ya no.
Sentía la necesidad de besarlo, de que fuese solo mio. Tenía la necesidad de reír con el, de sentirme suya, de hacer todas esas cosas que una chica desea hacer con su novio.

Algo sonó en la habitación que hizo que me distrajese.
Era mi iPhone. Alguien estaba llamándome. 
''Christian'' apareció en la pantalla mientras vibraba por toda la cama. 
Un ''paso'' salió de mi boca a la vez que tapaba mis oídos intentando así no cogerlo. ''¿Y si es importante?'' pensé al instante. ''Nunca llama''

-¿Sí?
-¿Ann? ¿Eres tú?. - preguntaba una voz algo extraña.
-Sí. ¿Quién es?
-Soy Lourdes, la madre de Chris.
-Me he asustado. Christian nunca me llama. Bueno, llamaba.
-Ann, ven al hospital, por favor. No para de preguntar por ti.
-¿Qué ha pasado? ¿Esta bien? Por dios Lourdes, ¿Chris está bien?
-No lo sé. La policía vino a casa y me avisó de que ha tenido un accidente. Todavía no lo he visto y estoy muy asustada. Ven por favor. Los médicos me han dicho que no para de repetir el nombre de una chica. Me dijeron tu nombre y automáticamente te llamé. Te necesita más que nunca Ann. - dijo entre llantos. 
-Joder.

Me puse unos vaqueros, las primeras uggs que pillé y un chaleco. Me dejé el moño que tenía y cogí mi bolso. 
Salí corriendo de casa. No podía impedir que las lágrimas salieran de mis ojos. 
Por suerte, un taxi giraba la esquina. ''¡EH! ¡EH!, ¡TAXI!'' empecé a gritar cual loca, hasta que este paró.

-¿Dónde señorita?
-Al Hospital General por favor. - balbuceé.

Tomó el camino más corto, o eso me aseguró el taxista.
Fuese o no fuese así, el camino se hizo interminable. No sé como ni porqué, pero nunca antes tuve la sensación de que se me iba la vida. No sabía como estaba y aquel taxi no era capaz de llegar. 
Empecé a sudar. Las manos me temblaban al igual que las piernas.

Baje del taxi mientras escuchaba a mis espaldas voces diciendo que estaba loca y que a dónde iba. Y tenían razón. Probablemente estuviese loca y ni yo misma sabía a donde iba, pero tenía que llegar al Hospital, y en coche no iba a hacerlo.
Recorrí varios callejones hasta que en la gran avenida vi el Hospital en el fondo.

-¿Sí?
-Soy yo Lourdes, Ann. He venido lo más rápido que he podido. ¿Dónde estás o estáis? 
-En urgencias.

Colgué rápidamente y eché a correr. 
Allí estaba, con unas gafas de sol y el pelo algo alborotado. 
Moví las manos en el intento de que me viese, pero debía estar demasiado nerviosa para ir fijándose en todo el que movía las manos. 
''Lourdes'' grité. Todo el mundo se giró menos ella.
''Lourdes'' esta vez me acerqué algo más.

-Gracias a Dios. No sé que ha pasado Ann. Estoy demasiado nerviosa. No he visto a ningún médico desde que hablé contigo y tampoco he visto a Chris. 
-Tranquila, no le ha podido pasar nada. - dije intentando calmarla mientras la abrazaba.
Me acerqué al mostrador de información.
-Perdone, ¿Sabe algo de un joven que ha tenido un accidente? No nos han dicho nada más. 
-Pelo castaño ¿verdad?
-Sí.
-Un momentito.
Y desapareció entre los carritos de insulina.

Pasaron como unos cinco minutos. Cinco minutos en los que Lourdes no paraba de llorar y yo cada vez estaba más nerviosa.

Sonó mi iPhone y dio un pequeño salto.
''No te preocupes'' le dije.

-¿Ann?
-Dios mio Ruth.
-Me dijo tu madre que saliste corriendo de casa. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde has ido?
-Es Christian Ruth. Ha tenido un accidente. Estoy en urgencias con su madre. 
-No llores. Tranquila. ¿Él está bien?
-No lo sé, no lo he visto. Ruth tengo mucho miedo. No le puede pasar nada.
-Escucha música.
-¿Eres estúpida? No estoy para ponerme a escuchar música ahora. Lo que necesito es una puta tila. Tengo que verle Ruth. ¿Y si está mal?
-Escucha ''Be alright''
El corazón me dio un vuelco al escuchar ''Be alright''. Pensé automáticamente en Justin y sentí que bombeaba más sangre de la que debía. 
-¿Ann? ¿Estás ahí?
-Sí.
-Escuchala. Sabes que te ayuda. Necesitas su música ahora.
-No necesito su música, lo necesito a él.
-Él está contigo.
-¿Puedes venir?
-Claro, estoy de camino. ¿Piensas que no iba a ir a ver al novio de mi mejor amiga?
-No somos novios.
-Ex, perdón.

''Ann, Ann'' sentí como Lourdes me llamaba. ''Está aquí el medico''. 
Colgué entonces el telefono y me dirigí hacia ellos. 

-¿Como está doctor? ¿Está bien? Dígame por favor. 
Parecía yo más preocupada que la propia madre.
-¿Su pareja? - pregunto el doctor.
-Ex pareja. ¿Acaso importa eso?
-Está mal. - dijo dirigiendose a Lourdes. - Es usted la madre ¿verdad? - siguió.
-Si soy yo. - aclaró Lourdes.
-El accidente ha sido bastante grabe. Iba en moto y un coche se saltó el semáforo. Salió volando y se le abrió el casco.
-¿En moto? - pregunté atónita. - Él no tiene moto.
-Era de Matt Ann. Me dijo que hoy saldrían. - aclaró Lourdes.
-¿Quieren pasar a verlo? - pregunto mientras ojeaba el parte médico.
-Obviamente. Pero ¿está despierto? - pregunté.
-No, ahora mismo no. - dijo el doctor.
-Pero esta bien, ¿verdad? ¿Se recuperará?
-Si señora. Por suerte su hijo aterrizó en césped y no en asfalto.
-Dios mio. - me llevé las manos a la cabeza.

Vi a Ruth llegar a lo lejos.

sábado, 27 de abril de 2013

CAPITULO 12.

-Sube por favor.
-No puedo. - escuché como alargaba la 'o' intentando que me enterase mejor.
-Esta bien. - dije en un tono demasiado bajo para que se enterase.

Quedaban algo más de dos meses para el concierto.
Era en Madrid, el 24 de marzo en Madrid, así que no dudé en encender el laptop para reservar de nuevo el autobús.

Abrí directamente en la página. No quería entrar en Twitter, si lo hacía, los recuerdos de Justin me perturbarían aún más.

Sonó en teléfono.

-¿Cómo estás?
-¿Cómo crees?
-¿Enfadada?
-Pasemos del tema. ¿Vas a venir al tour conmigo en autobús?
-Ni lo dudes.
-Ruth, lo siento.
-Lo sé. - dijo seca.
-No me gusta pensar esas cosas. Sabes como soy con los chicos. Un puto cero a la izquierda.
-Solo por que tu quieres.
-Por que ellos no quieren, dirás.
-Ellos quieren todos. Lo que pasa es que tu no lo quieres ver.
-Seguro que es eso.
-Créeme Ann.
-No puedo.
-Bueno, ¿te veo mañana?
-Si por favor.
-Te mandaré un wa.
-Está bien.
-Te quiero. Y descansa, por favor. Ha sido un día demasiado largo.
-Lo haré.

Y colgué.

No se si quería decirme algo más, pero no la dejé hablar cuando ya había tirado el teléfono sobre la cama.

Era día 14 por la mañana.
Domingo 14 de enero.

El reloj marcaba las 12 de la mañana y yo aún seguía dormida. No recuerdo ni como ni por qué me quedé dormida, solo sé que llegué a mi cama por obra del Espíritu Santo, o quizás por obra de mi madre.

-ANN, EL DESAYUNO. - está vez mi madre gritó lo suficientemente fuerte para que me enterase.
-Jo.der. - susurré.
-Venga, que se enfría. - volvió a repetir muy fuerte.
-QUE VOY PESADA.

Sonó el timbre.

"No puede ser tío. Ya está aquí. Es que es zorra por naturaleza. ¿No duerme? ¿No vive?" pensé mientras me sentaba en la cama.

-Ann, que está aquí Ruth.
-Ya, ya lo sé mamá. - grité. - Ya bajo. - seguí.

Bajé despacio. Corría el riesgo de bajar rodando si no miraba bien donde pisaba. Todavía tenía los ojos pegados.

-¿Cómo lo haces?
-Que pesada Ruth. Me lo voy a acabar creyendo.
-Es que estás guapísima siempre. Dormida, despierta, en pijama, con tacones, con botines, eres asquerosa.
Mi madre carcajeó y yo la miré.
-Déjate de tonterías. - dije mientras cogía una tostada del plato.
-¿Quieres Ruth? - le preguntó mi madre tan educada como siempre.
-No, no. Gracias, pero ya he desayunado tata.

Mi madre no se llamaba "tata", pero así la llamaba ella, igual que yo a su madre. Desde mocosas las andamos llamando así.

-Bueno, ¿Y que hacemos hoy?
-Estudiar, que no hacéis nada.
-Cállate mamá. - le tiré un trozo de pan.
-¿Había algo para mañana? - dijo con esa cara de preocupación que siempre pone.
-Creo que no. No. No había nada.

Se relajó y se echó hacía atrás.

-¿Sabes que quedan 70 días para el concierto?
-Claro.
-Son muchos Ann.
-Demasiados.

Una lágrima cayó por mi mejilla.

viernes, 26 de abril de 2013

CAPITULO 11.

-No olvidaré este día jamás. - dije intentando que el nudo que se me formó en la garganta no fuera percibido.
-Lo sé Ann. Y sé que él tampoc..
-Para. - intenté adelantarla para dirigirme a casa, pero me agarró del brazo.
-Ann.. - formó una pausa que para mi fue interminable. -Sabes que siempre tengo razón. - siguió mirándome a los ojos.
-Esta vez no Ruth. Ahora si que no.

Me fui y la dejé allí. Solo tenía ganas de llegar a mi casa y acostarme, si es que podía dormir.

Abrí la puerta y entré en casa. Todo estaba oscuro. No había nadie.
"Mejor así" pensé.

Subí a mi habitación. Notaba que algo en mi había cambiado.

Su olor me perturbaba. No podía parar de recordar de la manera en la que su mano recorría mi pierna. Su mirada. Su abrazo. Había superado todas mis expectativas. Sentía su voz susurrando mi oído y ni siquiera estaba allí. El corazón se me aceleró.

Tenía mono de Justin.

Había oído hablar de eso que te da cuando lo ves y te lo quitan. Cuando lo tienes que dejar marchar. Decían que era la peor sensación del mundo, y lo era.

El reloj marcaba las 10 de la noche y yo seguía sentada en mi cama mirando aquel póster. Amaba aquel póster.

Creo que estaba en shock. No podía moverme y la imagen de su rostro palpitaba en mis pupilas a la vez que mi corazón resonaba con un pequeño pero intenso "bum".

Escuché la puerta y di un pequeño salto.

Bajé tranquila mientras escuchaba a mi madre preguntar si era yo la que estaba allí.
"Sí, sí mamá. Soy yo" le respondí una de las veces cuando noté que empezaba a ponerse nerviosa.

-¿Cómo ha ido todo? ¿Y el autobús? ¿Y la comida? ¿Has comido verdad?
-Mamá, todo ha estado bien.
Me abrazó.
-Me tenías muy preocupada. Ni teléfono ni nada. ¿Para qué lo quieres entonces? Para ti los mensajitos nada mas, ¿no? - dijo mientras soltaba el bolso y las llaves en el recibidor.
-No estoy de humor.
-Bueno, ¿Y tu gran amor? ¿Te firmó su maravilloso disco?
-Te he dicho que NO. ESTOY. DE. HUMOR. - repetí marcando las pausas para que se diese cuenta.
-Está bien, está bien. Deberías de estar contenta y feliz. Pero en cuanto llegas a casa se te olvida todo.
-Estoy feliz, pero eso no significa que tenga ganas de aguantar tonterías.
-¿Te firmó?
-Y más.
-¿Cómo que y más?
-Pues que hizo más que firmarme.
-No te entiendo.
-Nunca me entiendes.
-¿Te hiciste foto?
-También.
-¿También?
-Da igual mama.
-¿Lo tuviste cerca al menos?
-Muy cerca.
-Me alegro.
-Yo más.

Di la vuelta y me dirigí de nuevo a mi habitación con dirección al merchandise.

-Me dio algo impresionante. - alcé la voz desde mi cuarto intentando que mi madre se enterase.
-¿Qué? No me entero Ann. - escuché muy de lejos.

jueves, 11 de abril de 2013

CAPITULO 10.

Llegamos a la estación. El próximo tren salía a las 12. Nos quedaban 3 horas de espera.

"Starting to forget the way you look at me now. Over the mountains, across the sky.."
Sonó en mi iPhone.

-¿Quién es?
-Mi madre. - contesté a Ruth mientras lo cogía.
-Ann, ¿cómo estás? ¿ha ido todo bien? - dijo con la voz preocupada.
-Sí mama. Todo bien. Ahora no puedo hablar, después te llamo.

Y colgué el teléfono.

-Si que puedes hablar.
-Ya lo se Ruth, pero no tengo ganas de que empiece a preguntarme miles de cosas, y mucho menos de contarle todo.

No dijo nada más.
Había pasado una hora y cada una estaba a lo suyo, yo comiéndome la cabeza por todo lo que había pasado y ella leyendo "Just Getting Sarted", que también se lo firmó.

Paró en una página y me miró.

-¿Y qué se siente? - me preguntó de repente.
-¿Cómo que qué se siente? ¿Cuando?
-Que que se siente cuando estás al lado de Justin por 3 horas y se comporta como un amigo.
-No sé que se siente. Yo no me di cuenta de nada. No era capaz de reaccionar. - hice una pausa. - Ruth.
-Dime.
-¿Por qué me daría la bolsa?
-ZORRA, LA BOLSA. No me has contado que lleva dentro.
-Ah ¿no?
-No. - dijo negando con la cabeza.
-Juraría que si.
-Pues no, así que cuéntame.
-Bueno, es todo un merchandise, lo mejor es esto.
-¿El qué?
-Espera que lo saque, impaciente. - dije mientras buscaba en la bolsa. - Aquí esta. Esto es lo mejor.
-MI PUTA VIDA. DIOOOOOOOOOOOOOS ERES UNA ZORRA.
-Idiota.
-¿Te los dio él?
-Claro.
-JODER ANN. ¿No te das cuenta?
-¿De qué?
-De que quiere volver a verte.
-Son solo unas entradas para el concierto Ruth.
-NO, NO NO Y NO. No son solo unas entradas tía, es un M&G Ann, un puto M&G.
-Bueno, no creo que sea para tant..
-OH, si que lo es. - dijo interrumpiendome.

Miré al suelo y cogí mi iPhone. Ella siguió leyendo.

Eran las 12 menos 10 y teníamos que subir al bus, así que subimos y nos pusimos rumbo a casa.

-¿Te lo puedes creer?
-¿El qué? - le pregunte mientras acomodaba mi mochila en la parte superior de los asientos.
-Todo lo que te ha pasado hoy.
-Obviamente no.

Terminé de colocar las cosas y me senté.

Ruth no dijo ni una palabra más. Esta vez la que durmió todo el rato fue ella. Yo cada vez que lo intentaba empezaba pensar en todo lo que había ocurrido.

-Eh, eh. Despierta. ¡vamos! - le decía mientras la movía de un lado a otro.
-¿Qué pasa? ¿Que pasa? - dijo frotándose los ojos.
-Hemos llegado.

Dio un salto y salió de su asiento.
Cogimos todas las cosas y bajamos.

-Pues nada. Otra vez aquí. - añadí un suspiro.
-Menuda mierda.

Me volvió a adelantar con la maleta.

miércoles, 10 de abril de 2013

CAPITULO 9.

Alfredo apareció con una cámara. Siempre aparecía cuando Justin lo necesitaba. ¿Cómo lo hacía? ¿Estaba escuchando detrás de la puerta?

Posé para la foto.

-Eh, pero acércate más. No muerdo - dijo Justin guiñandole uno de sus hermosos ojos a Alfredo.

No respondí y me acerqué.
Intenté poner la mejor sonrisa que pude, pero seguro que salí horrenda.

Alfredo reía mientras nos hacía la foto yo notaba que Justin bromeaba con él.

-¿Puedes hacernos ahora una con la mía, por favor? - dije mientras le acercaba la cámara.
-Claro que si guapísima. - me guiño un ojo.
-Eh, no te pases. Seguro que esta preciosidad tiene novio. - dijo Justin mirándome.
-Oh si, si que tengo y cuando se lo cuente se va a enfadar. - bromeé.

Obviamente no tenía novio. ¿Cómo iba a tener novio tal horco como yo?.

Nos hicimos la foto.

-¿Y como es que no has traído a tu novio contigo? - preguntó Justin volviendo a sonar la cámara. - haz otra. - siguió.
-El me esperaba aquí.
-¿Aquí? - dijo Alfredo riendo mientras veía la cara de Justin.
-Sí, aquí. Lo tengo delante y no es capaz de darme ni un beso. - bromeé de nuevo.
-WOW ALFREDO, no me habías contado nada de esto. - dijo mientras jugaba a darle de hostias.
-Tío, habla de ti estúp..
-Ah, ya. Ahora lo entiendo. - carcajeó Justin.
-El último abrazo, por favor. - dije como pude.

Justin giró la cabeza hacía mi y se acerco.

-No será el último princesa. - susurró mientras me abrazaba.
-Te amo Justin.
-Yo también a ti. - dijo sonriendo.

Bueno, eso no sorprendió nada. Le dice te amo a todas las que se hacen fotos con él.

Llorando cogí mi bolsa e hice el intento de irme.

-No me olvides, por favor. - susurre mientras miraba sus ojos.
Estaban brillantes.
-No lo haré. Te lo prometo.

Busqué las escaleras mecánicas y decidí bajar en ellas. Mi sueño ya estaba más que cumplido.

"Es guapa eh" escuché decir a Alfredo.
"Muy guapa tío, muy guapa."
Creo que esa fue la respuesta de Justin. Lo escuché muy de lejos.

“¿Guapa? ¿Yo? ¿Qué dice este? Bueno, quizás me he confundido. Si, me habré confundido. NO NO NO NO NO. NO ME HE CONFUNDIDO, LO HE ESCUCHADO CON MIS PROPIAS OREJITAS.” Pensaba mientras corría escaleras abajo buscando a Ruth.

¿Y si Ruth no estaba? Habían pasado como 3 horas desde que empezó la firma y ella entró de las primeras.

Salí y miré a todos lados, pero no la veía.

Escuché un silbido. Sin duda era ella.
Me giré y vi como movía el brazo desde una cafetería con su iPhone.

Puta viciada. ¿Qué estaría haciendo? Diciendo por todo twitter que me senté al lado de Justin ¿no? Sí, seguro que sí.

Llegué y me senté disimulando normalidad.

-NO SEAS PUTA Y ABRE ESA ESTUPIDA BOCA ANN, ME LO TIENES QUE CONTAR TODO, TO DO. - dijo haciendo una pausa en el "to do" para que se notara.
-¿El qué? No ha pasado nada.

Miré el reloj. Eran las 8 de la tarde y había estado con Justin 3 horas dentro, no se iba creer que no pasó nada, aunque realmente, las cosas podían haber ido a más.

-¿Por qué te callas? - pregunté mirándola.
¿Como que por qué me callo? Es que lo tuyo es un delito. ¿No vas a contarme nada? ¿En serio?
-Sí, claro que sí.
-Pues empieza. - dijo seca.

Bueno, le conté todo con pelos y señales. Le conté TO DO.
Se quedó alucinada.

-Te dije que se enamoraría de ti Ann, te lo dije. Tienes algo que hace que le gustes a todos los tíos.
-Bueno y, ¿lo de tu enfermedad como va? Por que creo que va a peor.
-No te hagas la estúpida por que lo sabes.
-Yo no sé nada. - le dije mientras miraba el reloj. -Son las 9 Ruth. Vamos a la estación a ver cuando sale el próximo tren y hacemos tiempo.
-Vale. - dijo. -Pero que sepas que ese está enamorado de ti, sea Justin Bieber o sea el Papa.

Me adelantó con la maleta mientras reía.


martes, 9 de abril de 2013

CAPITULO 8.

Pasaron todas las chicas que había. Eran las 7 de la tarde y Justin seguía con su mano sobre mi pierna.

Se fue la última.

-¿Estas mejor?
-Algo.. -tartamudeé mirando sus labios.
-Tranquila bebe.
-¿Puedo abrazarte?
-Esa pregunta debería hacértela yo. - respondió Justin mientras me abrazaba fuertemente.

Sentí unas manos sobre mis hombros. Y como Justin movía la cabeza de un lado a otro, como si negase algo.

-Dejadla. - susurró.
-Está bien. - escuché decir a dos hombres con voz grabe.

Supongo que serían los guardias que querían separarme de él.

Me separé y lo miré a los ojos mientras buscaba el disco sin apartar la mirada.

Le acerqué el disco.
-Claro que si. ¿Tu nombre?
-Ann. - respondí.

Me firmó el disco y me lo devolvió.

-¿Vas al concierto?
-¿Cómo? - nos quedamos solos.
-En marzo. Que si irás a alguno de los conciertos que daré.
-Bueno, no. - dije con los ojos llorosos.
-¿Qué no? - abrió sus hermosos ojos.
-Mi madre no me las compró.
-Oh bueno, no te preocupes. - sonrió.
-¿Te alegras?
-Bueno, en cierto modo sí. - dijo mientras se giraba buscando a Alfredo.
-Eh, tío, tráete eso que te dije antes.
-Lo de.. - dijo Fredo señalando una puerta cuando Justin le interrumpió. -Sí, eso.

Alfredo se fue y Justin no dijo nada más. Estábamos solos.
Joder. Aquello era mi sueño ¿no?
No podía mover los labios.
El me miraba fijamente a los ojos.

-Te amo Justin. - lo abracé.
-Lo sé preciosa.
-Esto me duele.
-¿El qué? - dijo mientras me cogía las dos manos.
-Esto.
Hubo un pequeño silencio.
-A ver Justin. Tu eres mi ídolo y yo soy tu belieber, pero ahí quedó la
cosa.
-Sí. - dijo en señal de que siguiera contándole.
-Bueno, lo que nosotras sentimos por ti, no es lo que tu sientes por nosotras. Nos quieres mucho, lo sabemos, pero, nosotras estamos enamoradas de ti Justin.
-Lo sé. - me interrumpió.
-¿Lo sabes?
-Sí. Soy un adolescente Ann. Al igual que todos yo sentí miradas, sentí que me dolía cuando no me correspondían y sentí cuando si me amaban. Noto el amor en vuestras miradas. Sé que muchas estáis enamoradas de mi, pero yo no puedo hacer nada.
-Todas soñamos con lo mismo. Tenerte.
-Me encantaría estar con alguna de vosotras, de verdad. Se que nadie me va a querer como vosotras me queréis. Así que mi pareja ideal sería una belieber.
-Eso nunca pasará Justin. - le dije llorando.
-Eh. Nunca digas nun.. - le interrumpió Alfredo que llegó con una bolsa.
-Aquí está Justin.

Le dio la bolsa y se fue.

-Toma, es para ti. - me dijo entregándomela.

Era como una bandolera con una foto suya enorme. Y dentro había un montón de cosas suyas.
Ví un sobre. Rápidamente lo cogí y Justin rió.
Frené.

-¿Qué pasa? ¿Qué es esto? - le pregunté nerviosa.
-Ábrelo.
-¿Sí?
-Claro, es tuyo. - sonrió.

Abrí aquel sobre como si la vida me fuese en ello. Aunque había algo que no entendía. ¿Y ese maletín? ¿Por qué me la dio?. Bueno, y, ¿Cómo le dijo a Alfredo que se la trajese y Alfredo sabía de lo que se trataba? ¿Ya la tenía preparada?

Terminé de abrir el sobre y saqué lo que había en su interior.

Empecé a llorar desconsolada.

-¿Te gusta?
-¿BROMEAS? - le miré con los ojos muy abiertos.
-Me gusta que te haga ilusión. - dijo entre sonrisas.
-¿Como ilusión? Es mi puta vida esto. Gracias mi vida.
-Wow. Mi vida. ¿que bien suena verdad?
-Demasiado bien. - sonreí. - ¿Puedo darte el último abrazo?
-Será un placer.

Lo abracé. Recuerdo que no podía soltarlo. Mis brazos me lo impedían.
Sentí como empezó a separarse de mi.

-No te vayas. - susurré.
-No me voy a ir. Voy a estar siempre a tu lado.
-No es lo mismo.
-Lo sé.
-¿Puedo pedirte la última cosa? - pregunté con un nudo en la garganta.
-No. Te la quiero pedir yo a ti. ¿Podemos hacernos una foto?
-Dios, era justo eso lo que iba a pedirt..
-Lo sé. - sonrió.

CAPITULO 7.

"¿Justin? ¿Eres tu?" escuchaba en mi cabeza mientras mi respiración se entrecortaba.

Empecé a hiperventilar. Nunca tuve una sensación igual. ¿Se me saldría el corazón del pecho por ir tan rápido?

Ví como se acercó la primera chica.

-Hola preciosa. ¿tu disco? - dijo Justin mientras buscaba un bolígrafo de color morado por la mesa.
-Judith, me llamo Judith.
-Está bien. - dijo con esa voz tan sexy mientras firmaba el disco. - Con cariño para Judith. - susurró.

Le devolvió su disco y la chica se fue.
Sentía que me iba a morir. Era la primera vez que veía a Justin, y su voz hablando era tan excitantemente sexy.
Paró de hablar y parecía que se me iba la vida. Tenía mono de su voz.

"Siguiente." Dijo Alfredo.

Y así pasó con las 7 siguientes. Habían pasado como unos 10 minutos y tenía a Justin solo a una persona de mi.
Me incliné para verlo mientras firmaba a la otra chica y me vio. Sonrió.

-Espera tu turno, belieber. -Escuché que susurró.

¿Me está hablando a mi? ¿En serio me está hablando a mi? "Ann, deja de alucinar, por favor." Me decía a mi misma intentando relajarme.
La chica que estaba delante mía se fue, pero no avance.

-Ven. Estoy aquí. -dijo sonriendo.

No pude remediarlo y empecé a llorar. Mi cuerpo reaccionó a la vez con una serie de temblores que no era normal. Anda que tenía que estar bonita.

-Si no pasa, tiene que pasar la siguiente Justin, no tenemos todo el día. - le comentó un guardia.
-No importa. - le respondió. - tráete una silla y ponla aquí al lado.
Me miró.
-Está bien, no importa. Ven, siéntate aquí y relájate. Después te firmo. - me dijo sonriendo.

Yo seguía sin moverme. No podía reaccionar. Mis pupilas estaban en shock mirando aquellos ojos color miel que había visto durante años a través de una pantalla.

-¿Vas a sentarte? - continuó.
-Ann, ¿QUIERES MOVER EL PUTO CULO? JUSTIN BIEBER TE ESTA DICIENDO QUE TE SIENTES A SU LADO Y NI TE MUEVES. - escuché a Ruth.

Justin soltó una carcajada. Entonces, en ese momento, al escucharlo reírse, mi corazón dio un vuelco y miré sus labios.

-¿Donde tengo que sentarme?. - pregunté a un guardia. Me sentía incapaz de hablar con el.
-Justo aquí. - me dijo indicándome aquella silla que habían puesto pegada a Justin.

Me dirigí a la silla mientras Justin me seguía con la mirada y me senté.
"Perfecto" susurró el mientras miraba a la siguiente chica que venía detrás mía.
"Justin, Justin, Justin, Justin.." era lo único que era capaz de pronunciar en un tono demasiado bajo.
Giró su cabeza hacia mi.
Mi mirada estaba perdida. No lo miraba a él, miraba cada disco que iba firmando.
"Estoy aquí, preciosa." me susurró a la vez que sentía que su mano acariciaba mi pierna.
Miré al suelo, para no ser muy descarada y vi su mano moverse por encima de mi muslo.
Puse mi mano encima de la suya, y sonrió.

La siguiente era Ruth.

-Zorra suertuda. - dijo mientras se acercaba.
Ni me inmuté.
-¿Cómo? - dijo Justin.
-Nada, nada. Que te amo, y no dejaré de apoyarte nunca. - le respondió llorando.
-Muchas gracias. De verdad.
Le firmó el disco y pasó por delante mía.

"Te lo dije." escuché.
¿Te lo dije? ¿A que se refería? Ah, sí. Ya. Seguro que se refería a que Justin se enamoraría de mi.
Por dios. Que idiotez.